La pieza audiovisual que sintetiza toda la historia, es la última etapa dentro de todo el proceso en la elaboración de esta experiencia sensorial. Cumple las funciones de crear una campaña de expectativa en torno a la obra de teatro: PROMETEO Y LAS CRIATURAS DE UN SOLO DÍA, a la vez que entabla una narrativa autónoma, incursionando en un concepto y en sus propios elementos estéticos. La marca de estilo propia de la identidad de LA HORA 25 tiene especial protagonismo.
La estructura narrativa gira en torno al mito clásico. Prometeo era uno de los titánes de la mitología griega. Junto a su hermano, debían crear a la humanidad y darles todo lo necesario para vivir. Él robo el fuego del Olimpo, que era lo más valioso que podía haberle dado a los hombres como regalo, provocando con esto la furia de Zeus. Prometeo quedó encadenado a una roca, en donde un águila le devoraría el hígado todos los días por treinta mil años.
Ahora Prometeo observa desde su roca a la humanidad, ve lo que han hecho con ese fuego malgastado, ese regalo preciado, fruto de sacrifico por amor a nosotros. Pero Prometeo aún cree en los humanos y conserva la esperanza de que esas de cenizas renazca nuevamente el Fuego.
Hay una re apropiación de los elementos propios del mito, que al verse inmersos dentro de nuestro contexto hacen una contemporaneización del mismo. La humanidad, marcada fuertemente por la presencia de la tecnología, entiende el fuego regalado por Prometeo como ese impulso creador, el arte, la libertad de pensar que tenemos los seres humanos, pero que gracias a la tecnodependencia este fuego se ha ido consumiendo. De aquí surge el mismo nombre con el que titulamos a toda la experiencia. Estamos en un momento donde la tecnodependencia está tan avanzada que difícilmente podemos hablar de fuego. Nos limitamos a hablar de cenizas pero concibiendo en ellas una brasa que nunca se apaga, la esperanza de la humanidad que hay que mantener con vida para reanimar el fuego.